Este establece que, entre varias soluciones posibles, la opción más simple suele ser la mejor.
En el diseño industrial, este principio es clave, porque ayuda a crear soluciones eficientes y funcionales, sin agregar elementos innecesarios. Por esta razón los productos bien diseñados suelen tener una apariencia limpia y una usabilidad intuitiva.
Ejemplos:
Un vehículo todoterreno tiene una estructura resistente, sin agregar cosas innecesarias que puedan complicar su mantenimiento o disminuir su rendimiento.
El minimalismo en diseño industrial también sigue este principio. Ya que se trata de eliminar componentes y dejar solo lo que es esencial para la función del producto.